La población humana crece según una progresión geométrica, por lo tanto cada vez es mayor la demanda de alimentos y también las necesidades básicas para la vida del hombre. Esto implica un aumento de materias primas y de energías, de productos finales y de desechos, entre los que hay a menudo muchas sustancias tóxicas. Este desarrollo ha provocado grandes alteraciones en la Tierra: regiones enteras en las zonas de los trópicos se han convertido en desiertos, han desaparecido especies de animales y vegetales para siempre, y otras están en peligro de extinción.
El hombre utiliza las materias primas naturales como si fueran inagotables; los productos finales y los materiales de desecho son volcados a la tierra, a las aguas y reciente-mente también en el océano abierto, como si ellos pudieran asimilarlos sin sufrir ningún tipo de cambio.
Otro problema grave son las grandes ciudades, los países en vías de desarrollo y los ya desarrollados, quienes enfocan los problemas de distintos puntos de vista de acuerdo a su conveniencia, y las redes de cambios que hacen desaparecer paisajes naturales y culturales.
Todos estos cambios también afectan la psiquis del hombre que necesita de los espacios verdes para relajarse.
La óptima calidad de vida exige que el equilibrio de la naturaleza no sea modificado. El hombre debe aprender que el ambiente
no es algo que pueda manejar según su voluntad, sino que él debe integrarse para tener una vida mejor.
Un paso importante para mejorar el hábitat sería lograr que el hombre cambio de actitud interna hacia su ambiente respetando sus valores y derechos.
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